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La start-up vasca Loco Polo, de polos artesanos, ha cerrado una ronda de financiación de dos millones de euros liderada por un inversor americano que prefiere permanecer en el anonimato. Esta inyección económica se ha vehiculado a través de una ampliación de capital, con lo que el inversor ha pasado a ser propietario junto a los cofundadores Íñigo Galdona y Oier Almandoz.
La compañía nació en San Sebastián en 2017 de la mano de estos dos amigos. Uno de ellos, Almandoz, no es un gran apasionado de la comida en general. Pero a Galdona siempre le ha apasionado la gastronomía y ambos vieron "gran potencial" en el modelo de negocio de los polos. Porque "se pueden vender en casi cualquier lugar, es sencillo y replicable".
Durante unos años complicados por el Covid, la empresa fue facturando "lo necesario para sobrevivir". Pero el año pasado sus números ya mejoraron considerablemente: facturaron cerca de tres millones de euros, más del doble que el ejercicio anterior. Esto llamó la atención del recién llegado socio americano. Así que en 2023 se proponen "asentar las bases de forma sólida" para ir replicando el modelo de negocio en otros países.
Durante unos años complicados por el Covid, la empresa fue facturando "lo necesario para sobrevivir". Pero el año pasado sus números ya mejoraron considerablemente: facturaron cerca de tres millones de euros, más del doble que el ejercicio anterior. Esto llamó la atención del recién llegado socio americano. Así que en 2023 se proponen "asentar las bases de forma sólida" para ir replicando el modelo de negocio en otros países.